En este ensayo, el escritor AJ Morris explora la historia cultural de la música jamaicana, desde el reggae hasta el dancehall, y examina cómo este medio funciona en conjunto con el cine jamaicano como actos de protesta y comentario político.
En su núcleo, la cultura musical jamaicana es un proyecto de autodeterminación. El reggae surgió en los años 60 y 70 a partir de protestas políticas, el desamparo y el cambio social en Jamaica. A medida que la diáspora jamaicana emigraba al extranjero, artistas jóvenes como Carroll Thompson y Honey Boy, y más tarde, DJs como Shy FX, se rebelaban contra las narrativas musicales y sociales principales de las cuales estaban excluidos, e introdujeron y desarrollaron géneros como lovers rock, jungle y garage.
Esa misma autodeterminación, ese instinto de rebelarse contra el establecimiento, y por supuesto, esa conexión inseparable con la música, está presente en la exportación cultural menos conocida de Jamaica: el cine, que ha crecido junto y ha sido moldeado por el reggae, el dancehall, el ska y otros movimientos musicales jamaicanos. La música creó el ambiente.
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Taylor Swift cancela conciertos en Viena tras supuesta amenaza de ataque terrorista.Donde la isla había sido utilizada previamente como telón de fondo para películas con elencos y equipos no jamaicanos, creadores jamaicanos reclamaron las narrativas de su cultura y vida a partir de los años 70. Utilizaron la música para hacerlo; la música jamaicana como tema central y dispositivo de narración sonora en el cine ayudó a impulsar la cultura jamaicana a la vanguardia al representar las raíces de los géneros y la cultura como vistos, contados y vividos por los propios jamaicanos.
Las películas más esenciales incluyen el thriller criminal de Perry Henzell de 1972 «The Harder They Come», una de las primeras películas jamaiquinas. Fue aclamada como un «éxito de culto histórico» que llevó el reggae a una audiencia internacional.
«The Harder They Come» muestra al icónico artista de reggae Jimmy Cliff como Ivanhoe Martin, un chico del campo que se muda a Kingston tras la muerte de su abuela con sueños de convertirse en una estrella de reggae. En cambio, debido a los monopolios de baja remuneración de la industria musical jamaicana, se convierte en una vida de crimen, convirtiéndose en un anti-héroe anti-estado.
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En «Bird’s Eye», el sonido expansivo de Ravyn Lenae cura sus dolores de crecimiento.La banda sonora de la película, que incluye la canción principal interpretada por Cliff y contribuciones musicales de actos legendarios como The Maytals y Leslie Kong, representa una era dorada del reggae.
Inició la creación de una plataforma global para el género a medida que la película se extendió más allá de la isla. Mientras Henzell muestra la división entre los ejecutivos adinerados de la industria discográfica y los propios artistas de los barrios pobres de Kingston, también encapsula la opresión estatal de la cultura a través de su representación de la persecución subjetiva de los campesinos y traficantes de clase trabajadora del comercio de la ganja por parte de una fuerza policial corrupta.
El lanzamiento teatral de la película en 1973 coincidió con el lanzamiento del álbum «Catch a Fire» de Bob Marley and the Wailers de Island Records, que Roger Steffens, historiador del reggae, llamó «un increíble uno-dos que dejó fuera de combate a Estados Unidos para la música jamaiquina.» Esto, a su vez, preparó el escenario para futuras películas de reggae, incluyendo el clásico culto de 1978 de Theodoros Bafaloukos, «Rockers».
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