La piel de los niños es particularmente susceptibles a los efectos nocivos de la radiación solar ultravioleta. Además, el daño solar tiene carácter acumulativo, por lo que los niños deben ser protegidos de la exposición a la radiación UV desde su nacimiento. Es por esto que, cuando no se pueda evitar la exposición solar, los padres y cuidadores deben reducir al mínimo la exposición de los niños a la radiación UV:
- Planificando las actividades del día para minimizar la exposición del bebé al sol, especialmente entre 10 de la mañana y las 3 de la tarde.
- Cubrir con ropa la mayor cantidad de piel del niño.
- Utilizar sombrero para proteger la cara, el cuello y las orejas del niño.
- Buscar lugares con sombra.
- Aplicar protector solar de amplio espectro (SPF 30+), preferiblemente resistente al agua.
- El protector solar se debe poner 20 minutos antes de la exposición al sol, y repetir la aplicación cada dos horas o más a menudo si sha limpiado o lavado.