Los besos de mamá son la mejor medicina para las lágrimas, para el miedo por la noche en la cuna, para los cólicos, para los arañazos en las rodillas o para los días de fiebre y resfriados. Ese gesto cargado de vitaminas emocionales tiene “casi” el mismo efecto que un antibiótico.
Las mamás como los papás cercanos, afectuosos, que adoran practicar el arte del beso y de esa crianza positiva donde los bebés crecen en los brazos de sus familias, genera múltiples y maravillosos beneficios.
Tener desde bien temprano esa figura de cercanía capaz de hacernos sentir seguros, protegidos y amados, favorece que el cerebro de un bebé genere menos estrés y por tanto, menos cortisol en sangre.
Pongamos un ejemplo. Santiago es un bebé de 5 meses que no es atendido por la noche cuando llora. Desde que nació, sus papás decidieron que debía acostumbrarse cuanto antes a dormir solo en la cuna. Los papás de Santiago no entienden que los llantos de ese bebé son causados por el miedo y por la sensación de sentirse solo, abandonado y alejado de lo que más necesita: la piel de mamá.
En cambio, el bebé que desde bien temprano recibe los besos regulares de sus mamás o los abrazos de papá, que siempre es consolado y atendido, verá incrementado su nivel de endorfinas y de oxitocina. Se reforzará su sistema inmunitario y el lazo del vínculo con sus padres será más intenso.
(Fuente: https://eresmama.com/los-besos-mama-lo-curan-casi/)